Con el paso de los años, las prestaciones de los vehículos se van volviendo más completas. Una muestra de ello es la inclusión de faros antiniebla con el resto de luces delanteras. Pero, ¿son estos obligatorios?
Qué dice la normativa sobre los faros antiniebla
La niebla consiste en la formación de gotas de agua muy finas en suspensión, que se encuentran a ras de suelo. Cuando las temperaturas son bajas y se acumula humedad en el ambiente, suele darse este fenómeno meteorológico. El peligro de circular con ella reside en la disminución de la visibilidad.
Para facilitar la conducción, los vehículos pueden llevar incorporados los faros antiniebla con las demás luces. Tal y como su nombre indica, llevan incorporado un faro y una lámpara que emiten una luz desarrollada específicamente para atravesar la niebla. De este modo, logramos una mejor visión de la calzada.
Pero no solo estos faros están diseñados para ayudarnos a ver mejor; también para ser vistos, ya que las inclemencias del tiempo afectan por igual a todas las personas que circulan. Por ello, además de usarse cuando hay niebla, se recomienda encender las luces ante lluvia, nubes de polvo y nieve.
Aunque cada vez son más los vehículos que incluyen los faros antiniebla, lo cierto es que no son obligatorios. Lo único que establece la normativa como tal con respecto a estos es la luz trasera antiniebla. Esta irá bien en el centro o bien en el lado izquierdo, aunque diversos fabricantes optan por montarla doble. Esto es, a cada lado de la parte trasera del coche.
Cómo debemos utilizar estos faros
Si bien hemos dicho que los faros antiniebla se utilizan en diversas situaciones, tampoco conviene excederse con las precauciones. Si la visibilidad no es reducida, estas luces deslumbran al resto de vehículos, por lo que lejos de ayudar, pueden convertirse en un riesgo.
Las delanteras, que son aquellas no obligatorias, solo se encenderán con niebla, lluvia muy intensa, humo o nubes de polvo, como hemos indicado. O también si estamos circulando por una carretera de curvas estrecha y con poca visibilidad. Estas vienen indicadas con la correspondiente señalización.
En lo que respecta a las traseras, no deben encenderse en las situaciones anteriores, salvo que sean de gran intensidad. Una vez que la visibilidad se recupera, hay que estar pendientes de estas luces y volverlas a apagar.
Querer extremar las precauciones pueden ser contraproducente. No solo porque estamos dificultando la conducción para el resto de personas usuarias de la carretera, sino también porque corremos el riesgo de ser multados. Para evitarlo, tan solo debemos hacer un uso correcto de los faros antiniebla.