Aunque los coches eléctricos y los híbridos guardan algunas similitudes, como es el caso de que ambos son más respetuosos con el medio ambiente, su funcionamiento no es del todo igual. Si estás pensando en adquirir una de estas opciones, te explicamos qué tener en cuenta para elegir.
Qué son los coches eléctricos
Los coches eléctricos son aquellos vehículos que, en lugar de combustible, se propulsan con uno o más motores eléctricos. El funcionamiento de los coches eléctricos es muy sencillo, ya que consta de un número de piezas muy reducido.
Toda la energía que produce el motor se transforma en movimiento, y lo único que hay que hacer es recargar la batería que llevan para que pueda seguir funcionando. El tiempo de recarga es de unas 11 horas de media si se usa la red doméstica, 7 en los puntos de carga semirápida y media hora en los cargadores rápidos.
En lo que respecta a la duración de la batería, dependerá del modelo y del uso. En la actualidad, existen ya modelos que superan los 450 km de autonomía, pero esta cifra puede reducirse al utilizar dispositivos electrónicos, climatización, etc.
Sus ventajas son la facilidad para la conducción, que son silenciosos, los sistemas de recarga para recuperar energía en la frenada y la variedad de modos para la conducción. Además, pueden acceder a cualquier ciudad ya que llevan la Etiqueta Cero de la DGT y el aparcamiento es gratuito.
Y qué hay de los coches híbridos
Estos vehículos, a diferencia de los coches eléctricos utilizan un motor de combustión interna, generalmente de gasolina, que va combinado con uno o más propulsores eléctricos. En lo que respecta a su funcionamiento, son iguales que los coches convencionales, ya que el modo eléctrico solo puede usarse unos 5 km como máximo.
Esta batería se recarga mientras se conduce, es decir, con la ayuda del motor de combustión y con la energía que se genera en las retenciones y en las frenadas. En cuanto a sus ventajas, llevan también la Etiqueta Eco y el precio a pagar por aparcar es inferior a la tarifa normal, con un consumo urbano menos porque puede activarse la conducción eléctrica. Además, su precio es menor que el de los coches eléctricos.
Existe otra categoría intermedia; los coches híbridos enchufables. La batería tiene una capacidad mayor y puede recargarse con un enchufe, y se sirven también de un motor de combustión y varios propulsores eléctricos. Por lo tanto, la autonomía aumenta hasta los 60 km, y cuando esta se acaba, se conduce con el depósito de combustible. Su precio también se sitúa entre los coches eléctricos y los híbridos.